Préstame tu pecho desnudo
para hacer un santuario de ternura,
re-cógeme entre tus brazos
sin dejar espacio al aire.
Quiero que mi alma quede fuera de este lecho
junto a todas las cosas que no quiero ser.
Ahora sólo soy fuego,
un gemido incandescente ante tus manos de forjador.
Quiero que me mires
mientras me apagas.
Profundo eros! que hermoso!
ResponderEliminarGracias Titina. Un abrazo grande. Me apunto tu blog.
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