Te doy mi boca
para que hables al mundo
y te conviertas
en domadora de relámpagos
capaces de encender
el fuego en los renglones.
Esa que ves delante del espejo
esconde la emoción de los perfumes
que excitan el olfato buscando expectativas.
Para hacer magia has de ser capaz
de comprender el alma.
Aunque también así resulta musical, con tu "justa" medida.
ResponderEliminarGracias por tu visita, Arantza, tienes un espacio muy agradable aquí.
Un abrazo
Hola Manuel. El justa sobra, tienes razón. Sin justa queda más justo. Gracias por venir. Tu blog no está nada mal.
ResponderEliminarUn abrazo.