El poema se me cae de las manos como cae una ilusión desgastada.
El suelo está lleno de fragmentos de espejo humedecidos con miles de lágrimas inútiles.
No voy a recomponerlo.
No voy a recomponerlo.
No voy a recomponerlo.
Una buena barrida será suficiente, y vuelta a empezar.
Septiembre trae el miedo a los ojos de los ciervos mientras el otoño nos estalla en las manos. Soy como la hoja que cae y en el subsuelo alimenta al árbol que reverdecerá en primavera.
No le tengo miedo a nada, salvo a perder la alegría.
El poema se me cae de las manos y no merece la pena escribirlo, sin embargo la música conoce bien el corazón del hombre. El Adagio de Albinoni contiene la mejor poesía del universo.
Escúchalo y dime lo que sientes.
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