Se
me están agrandando los vacíos
y
pujan por deshabitarme el alma.
Ni
siquiera me queda lo imposible de un sueño
ni
un amor inventado que me mienta.
Y
mientras, con la luna sangra el vientre
dejando
una señal muerta en el almanaque,
alimentando
el cómputo de nuncas
que
tatúan la momia del fracaso.
Soy
víctima de mí, de mis tabúes
miedos
y circunstancias,
y
aunque me acepto, lucho por matar
las
cosas que me angustian,
porque
para la gente que me importa
quiero
ser esa otra tan distinta,
esa
otra mejor que aún me queda.
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