y me quedé atrapada en su prodigio,
por eso vuelvo cada primavera
a buscar en la rama algún vestigio.
Por momentos parece que germina
que quiere agradecer mi confianza
pero pronto el amago se termina
y vuelvo a mi normal desesperanza.
Qué terca mi insistencia en lo imposible
estando el campo lleno de perales.
¿Será la realidad tan insufrible
que prefiero elegir mis propios males?
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