lunes, 16 de julio de 2012

Las cigüeñas de Vitoria


A mí me gustan las cigüeñas. Quiero
que me lleven volando hasta sus fueros
para ver la ciudad desde su óptica,
poder gozar la arquitectura gótica
de las dos catedrales, ver las torres
de San Miguel, San Pedro y San Vicente
e imaginar las miles de oraciones
que guardan en secreto sus paredes,
tanto de nobles como de mendigos.
Hoy pienso en la Vitoria más antigua,
en su medievo, cuando era una villa
velada por cigüeñas desde el nido.



2 comentarios:

  1. No tengo la menor duda de que la cigüeña tiene ese algo de memoria añeja, de raíces entrelazadas en el tiempo, como los frondosos árboles centenarios.
    Siendo sus nidos, tal vez, memoria de todas aquellas generaciones que nos precedieron, sobrevolaron nuestros campos de siembra y tras nosotros, ellas, alimentándose con sus largos picos, simbiosis perfecta de un tiempo que hoy, ya dejó de serlo.

    Muxutxu Arantza.

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  2. Qué bonito lo que dices, Ramón María. Yo las tengo en la memoria desde muy niña porque mi abuela ya me hablaba de ellas. Me han acompañado siempre y me provocan muchas cosas positivas.

    Muxu bat. Ezkerrik asko.

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